Y aunque estamos tan equidistantes... Aún te respiro..
El albur, un lenguaje popular con alusiones sexuales, es común en algunos barrios y comunidades mexicanas.
Una divertida esgrima verbal donde gana
quien tiene la respuesta más rápida y creativa, sin incurrir en
agresiones o malas palabras.
Algunos, como Lourdes Ruiz, campeona
nacional de albures, dicen que podría ser un buen método educativo
porque requiere un amplio vocabulario, atención y destreza mental para
reaccionar en segundos.
“Si la Secretaría de Educación
Pública diera clases de albures, seríamos muy buenos en matemáticas, en
física, en química o en geografía, porque todo es usar el cerebro”, explica en conversación con BBC Mundo
Ruiz, comerciante de ropa interior en el
popular mercado de Tepito, predica con el ejemplo: desde hace varios
años ofrece talleres para enseñar a “alburear”.
Y aunque muchos creen que es un terreno exclusivo de los hombres, la mayoría de los alumnos son mujeres.
El chico medallas
Semen
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